Arrebol, de Juan Jesús Gutiérrez

Publicado: 25 febrero 2025 a las 12:56 am

Categorías: Europa / Noticias

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La primera novela de Juan Jesús Gutiérrez arranca con su protagonista recibiendo un mensaje en el móvil de su padre. No habría nada de extraño en esto si no fuera porque su progenitor lleva veinte años muerto. Pero hay algo todavía más inquietante: su padre le advierte de que las almas de todos los seres humanos están en peligro.

En Zenda reproducimos las primeras páginas de Arrebol (La Esfera), de Juan Jesús Gutiérrez.

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EL MENSAJE

Domingo, 10 de abril de 2033

Aunque aún no había anochecido cuando salió a pasear, la Luna, en cuarto menguante aquel día, se podía ver perfectamente en el cielo. Sus pensamientos durante los primeros pasos fueron para aquella esfera plateada, compañera fiel, siempre, o casi siempre, con nosotros. A la Luna, de alguna forma, la damos por hecha, pero Gael se dio cuenta ese día de que apenas sabía nada de aquel globo de piedra y metal que flotaba silenciosamente sobre su cabeza.Le gustaba aprovechar la última hora de luz del día para sus paseos. Era una luz suave, delicada, que tenía algo de hipnótica. Siempre pensó que los últimos rayos de sol de la tarde sacaban la mejor versión de cada cara y el perfil más bello de cada objeto. Además, suavizaban los pensamientos. Por motivos que se le escapaban, era difícil estar enfadado, triste o preocupado con esa luz. Caminaba despacio, como en los buenos paseos, los de verdad, sin rumbo, sin destino y sin hora de vuelta. En casa le esperaban Carmela y Mario, pero sabía de sobra que llegaría antes de la hora de su baño y todavía tendría unos minutos para jugar con él.

Recorrió las calles de siempre, algo más concurridas de lo habitual. El verano se adelantaba un poco más cada año y ya no era extraño cruzarse con turistas en abril. En aquellos días predominaban las narices prominentes de los franceses y su distraída forma de andar. Pronto se iniciaría el desfile de moda italiana, un poco más adelante llegaría la invasión de cangrejos nórdicos y ya en pleno verano subirían los decibelios con el turismo nacional. Hacía unos años que Cádiz se había puesto de moda. No era una ciudad que visitar, era una casilla más en el checklist, o, como decían los jóvenes, un must. Además, todo el mundo parecía tener una extraña vinculación personal con su ciudad y aquel sitio, tradicionalmente tranquilo, donde nunca pasaba nada y los coches perdían antes su color por el sol y la sal, se había convertido en un punto de peregrinación laica.

El teléfono vibró en su bolsillo y le sacó de sus pensamientos, cada vez más vagos y abstractos. Como si le hubiera robado la energía, la pereza se apoderó de él. Pensó que sería una llamada comercial, un mensaje de un grupo de padres o, lo que sería aún peor, una notificación de alguna red social que le recordaría que la vida de cualquier otro era más emocionante que la suya. Aun así, sacó el móvil del pantalón mientras se sentaba en un banco pensando que, aunque no le apetecía recibir ninguna información del exterior, era la excusa perfecta para descansar un poco. Era un mensaje, un vídeo. Había algo extraño: el remitente era un número desconocido, más largo de lo habitual, antepuesto por un prefijo de país que no conocía. Le resultó raro; los sistemas de detección de spam y bloqueos de llamadas no deseadas se habían perfeccionado tanto en los últimos años que era muy poco habitual que se colara un mensaje de un remitente inadecuado, a no ser, por supuesto, que la intrusión estuviera permitida por la operadora telefónica.

Pulsó sobre la aplicación de mensajería y accedió al vertedero virtual: grupos que no le interesaban pero de los que le daba vergüenza salir, crianza 2.0 (cumpleaños, extraescolares, ampas) y reuniones digitales de primos segundos repletas de memes y comentarios solo ligeramente mejores que el silencio. Localizó el vídeo y el título le puso en alerta.

El gran truco.

Si lo que pretendía el remitente de aquel mensaje era despertar su curiosidad, podía dar su objetivo por conseguido. Gael mordió el anzuelo y pulsó sobre la pantalla para reproducir el vídeo sin plantearse las posibles consecuencias de lo que estaba haciendo. La imagen se empezó a mover en la pantalla, pero durante los primeros segundos solo aparecieron unas manchas desenfocadas, sin movimiento ni sonido, lo que le provocó aún más intriga. Se acercó el teléfono a la cara unos centímetros, confirmando de paso que la presbicia empezaba a llamar a su puerta.

Por fin, la película pareció concretarse y mostró algunas formas. La imagen parpadeaba, estaba lejos de ser nítida y estar bien enfocada. Aquel vídeo reunía prácticamente todos los defectos técnicos posibles: interferencias, grano, se pixelaba, había poco contraste y la óptica utilizada provocaba cierta distorsión. Por lo que había visto hasta ese momento, parecía estar grabado con una cámara analógica. Gael nunca había visto una, pero pensó, añorando por un momento una época que nunca vivió, que aquellas viejas imágenes de los tiempos VHS tenían una personalidad especial.

Pudo distinguir una estancia gigante y diáfana, que estaba sucia y mal iluminada. Parecía un hangar, o una nave industrial de un polígono de las afueras, con paredes de hormigón sin pintar y techos altos de chapa. En el centro de la imagen se podía ver una silla de diseño sencillo, atemporal. Frente a ella, un espejo. Como si los dos elementos anteriores no fueran suficientemente enigmáticos, había algo más que aportaba extrañeza al bodegón virtual: un par de metros detrás de la silla, frente al espejo, estaban apilados una serie de televisores, unos veinte, formando una pirámide irregular.

La mayoría de las pantallas emitían informativos de diferentes canales de televisión; otras, viejas grabaciones de archivo de misiones espaciales. Sin embargo, a Gael le llamó la atención una imagen por encima de las demás: un primer plano de un hombre de mediana edad, de piel oscura y gesto quieto que miraba fijamente la cámara sobre un brillante fondo azul.

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Autor: Juan Jesús Gutiérrez. Título: Arrebol. Editorial: La Esfera. Venta: Todos tus libros.